martes, 8 de noviembre de 2011

Discriminando en la no discriminación

En primer lugar, Silencio Permanente pide disculpas por la escasa actividad de las últimas semanas. Trataremos que no se repita.
Hoy se discute la Ley Antidiscriminación en el Congreso. Es un tema prioritario, claro. Sobre todo en momentos donde se discute de nimiedades como el presupuesto 2012, o el mejoramiento de la educación (aunque esto no se discute tanto, porque los líderes estudiantiles parece que se sacaron la careta y ahora su consigna es directamente la destrucción del orden público, en vez de los románticos versos que repetían -cual juglares modernos- por todos los medios, los que gustosos les abrían las puertas).
El caso es que, guste o no, los lobbistas ad- hoc han determinado que es prioritario para la agenda pública que el país cuente con una ley que prohíba la discriminación. Esto es muy propio de una nación que cree que todo se soluciona con normativas, como si éstas cambiaran mágicamente elementos que son propios de la cultura del país. De esta ley, para variar, poco se sabe, porque el asunto se ha mantenido en la nebulosa, y también porque tratar materias como éstas en un documento legal es algo bastante complicado.
Lo interesante es lo siguiente: mientras todos los voceros de los movimientos que impulsan la materia se pasean por los mismos medios que ya no tienen más grupos opositores al Gobierno para echar mano (no se van a quemar más de lo necesario apareciendo como voceros del flamante 14% de la población), observamos cómo crece la atención en uno que tiene bastantes ganas de entrar al ruedo político más duro, como es Pablo Simonetti. Su presencia desnuda una paradoja en sí misma: la discriminación de los anti- discriminación. Claro, porque durante años la posición de vocero de estas causas tan nobles y relevantes para la sociedad en su conjunto, como les gusta decir a los progres, la ocupó un personaje “discriminable”, de quien no diré su nombre, pero mencionaré que es pelado, chico y feo (?). Cuando la posta la tomó Simonetti, entonces ahora sí todo esto es visible y digno de ser mencionado en la prensa. Es la paradoja, ¿no? El principal defensor de las minorías es el que representa mediáticamente una mayoría social, o al menos un grupo interesante. Bastante gracioso, aunque ya habrá tiempo para hablar del tema en serio.

2 comentarios:

  1. ¿Con una ley pretenden decirle a la gente como pensar en su conciencia?

    ¿Dónde habré leído eso antes?

    Era algo sobre nazis y soviéticos... pero mejor no acordarse, la buena memoria en una de esas en este país de broma se convierte en delito.

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  2. A decir verdad, esta ley es una de las mas absurdas que se hayan diseñado, y, a la vez, paradojalmente, una de las más discriminadoras. Atenta contra la libertad de expresión y de pensamiento, pero eso nadie lo hace notar.
    Y contó con el voto de los embajadores de la progresía en la Alianza: Lily Perez y Espina, entre otros.
    Y en la Camara estara ansiosos de apoyarlo gente como Rubilar o Joaquin Godoy.

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